El proyecto ZASCA Medellín en su segunda versión ha llegado a su cierre con un evento lleno de gratitud, esperanza y logros. En una ceremonia especial, 90 beneficiarios culminaron su proceso de formación y recibieron sus certificaciones, marcando el final de una etapa de aprendizaje y el inicio de un nuevo capítulo lleno de oportunidades.
Este proyecto, que buscó transformar la vida de personas en situación de vulnerabilidad, ha sido una plataforma de crecimiento personal y profesional. A través de ZASCA Medellín, los participantes recibieron capacitación integral, combinando habilidades técnicas y psicosociales que les permitirán enfrentar el futuro con confianza y herramientas concretas para mejorar su calidad de vida.
El programa se destacó no solo por su enfoque en el desarrollo de capacidades productivas, sino también por su compromiso con el bienestar integral de los participantes. Los módulos de formación incluyeron desde técnicas de confección y desarrollo de productos, hasta la gestión de emprendimientos, empoderándolos para ser agentes activos en la construcción de un futuro más próspero.

En la ceremonia de clausura, los beneficiarios recibieron sus certificados en un ambiente de celebración y orgullo. «Hoy no solo cerramos un proyecto, sino que abrimos la puerta a un sinfín de posibilidades para estos 90 hombres y mujeres que han demostrado su esfuerzo y dedicación», expresó Mario Isaza Pareja, coordinador del proyecto.
El impacto de ZASCA Medellín va más allá de los 90 certificados entregados. Este proyecto ha sembrado una semilla de cambio en cada participante, y su legado se extenderá a las comunidades, familias y generaciones futuras que se beneficiarán de las habilidades adquiridas.

Con este cierre, el proyecto ZASCA reafirma su compromiso con la inclusión social, la reindustrialización y el desarrollo sostenible, demostrando que el empoderamiento económico y social es posible cuando se brindan las herramientas adecuadas y el acompañamiento necesario.
La clausura de ZASCA Medellín marca el fin de una etapa, pero también el inicio de un nuevo horizonte para sus beneficiarios, quienes ahora cuentan con los recursos necesarios para enfrentar nuevos desafíos, construir sus propios sueños y seguir avanzando en el camino del progreso.